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El virus SARS-CoV-2 entre nosotros: 

El SARS-CoV-2 no se ve pero está por acá. Este coronavirus nos preocupa tanto porque es nuevo, se está estudiando y aún no disponemos de tratamientos apropiados para la enfermedad que producen, la COVID-19, ni una vacuna para prevenirla.

Una amenaza:

Sabemos que este virus que nos amenaza se desplaza con las personas que están contagiadas. Ellas pueden no darse cuenta de que lo tienen y lo están trasladando y distribuyendo. 


El virus llegó a Argentina transportado por viajeros que vinieron de Asia, Europa y USA. Con los viajeros, el coronavirus fue llegando a todos los continentes… ¡y se instaló una pandemia en solo dos meses!  Ningún país llegó a prepararse para enfrentar un virus que no se conoce, que contagia tanto y que se extiende tan velozmente. (ver artículo relacionado)

Riesgo, peligrosidad  y los grupos vulnerables

 

La peligrosidad del virus no es la misma para todos. Sabemos que, desde el punto de vista de la medicina,  el riesgo es mayor para personas enfermas o débiles y para los adultos mayores. Sin embargo, la experiencia está mostrando que hay un grupo muy vulnerable, que incluye también enfermos y ancianos: es el grupo de las personas  que viven en barrios muy humildes. Estos son zonas de las ciudades donde las condiciones de vida hacen difícil satisfacer las  necesidades de todos los días y, especialmente, el cuidado de la salud.

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Amenaza:

- Nuevo y muy poco conocido
- No existe vacuna ni tratamiento
- Muy contagioso
- Más peligroso para personas mayores y con algunas enfermedades preexistentes.

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Las casas son pequeñas y en ellas suelen habitar muchas personas. Con frecuencia no tienen servicio de gas, de luz, de agua potable o de desagües, los servicios de limpieza y de transporte pueden no llegar dentro de esos barrios. Es muy posible que las jefas y jefes de familia no tengan un trabajo estable y entonces no disponen de dinero para comprar lo que necesitan para vivir. Quienes investigamos las catástrofes decimos que estas personas tienen una alta vulnerabilidad social porque no tienen recursos para defenderse cuando se les presenta alguna amenaza: una inundación, una crisis económica. O, como en este momento, una epidemia.

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Solidaridad

Los vecinos de estos barrios vulnerables colaboran entre sí en la vida cotidiana y también participan de organizaciones sociales más amplias que los apoyan. Informan sobre oportunidades de trabajo, organizan comedores, merenderos, guarderías donde cuidan a los más pequeños, lugares para hacer deportes y para reunirse. Las organizaciones sociales son muy valiosas desde siempre para reducir un poco la vulnerabilidad en estos barrios. Ante la amenaza del coronavirus, están aún más activas: distribuyen comida sana y medicación, aconsejan cómo mantener mejor la higiene, informan sobre la epidemia a los vecinos y alertan a las autoridades políticas de las ciudades para que intervengan y ayuden.

Los gobiernos, las políticas y la pandemia

Frente a la amenaza de un virus tan peligroso como sabemos que fue el SARS-CoV-2 en Asia y en Europa, los gobiernos de los países de América tuvieron que tomar decisiones muy rápidas para que no se produzca aquí también una catástrofe. La cuestión central que se plantea es ¿cómo hacer que todas las personas estén bien cuidadas? Tanto las menos como las más vulnerables. 

Todos los gobernantes deben ocuparse de que funcionen bien los sistemas de salud y que puedan atender a quienes, lamentablemente, se enfermen.  Eso se llama mitigar la epidemia. No es fácil ni se hace velozmente. Además es costoso. En tiempos normales, un país no dispone de suficientes camas en los hospitales para internar tantos enfermos. Tampoco de la cantidad de personal de salud ni de los insumos especiales que son necesarios para hacer frente a una pandemia que… ¡podría aparecer en cualquier lugar de los extensos territorios nacionales! 

Además de mitigar, algunos gobiernos decidieron tomar medidas preventivas para que se infecte la menor cantidad posible de personas. Decretaron el aislamiento social obligatorio: ordenaron que la mayor parte de las personas se quede en su casa, no salga ni siquiera para ir a estudiar o a trabajar. Hicieron recomendaciones para todos: cómo lavarse las manos (ver artículo relacionado), cómo circular por un espacio público (solo en forma excepcional) etc. 


Los habitantes de los barrios más vulnerables necesitan cuidados especiales que sus organizaciones sociales no alcanzan a darles. Por eso las autoridades tienen que reforzar los aportes de alimento, de artículos para la higiene, de medicamentos, y establecer ayudas económicas. También deben estar todo el tiempo muy atentas porque, como imaginamos, si algún vecino lleva un virus a un barrio donde las personas no tienen buenas condiciones de alimentación, vivienda, salud, higiene, servicios… los contagios se acelerarán más que si alguien lo lleva a otros barrios de la ciudad.

Otros gobiernos pensaron que la pandemia pasaría sin mayores daños, o que si las personas se enferman, la sociedad toda va a ir desarrollando defensas contra la Covid-19 y así, se va a ir inmunizando.  También, consideraron que imponer el aislamiento es inaceptable, porque viola la libertad individual. Sus valores colocan el derecho a decidir de cada persona por sobre el derecho de todos a la salud. Por ambas razones, no tomaron medidas importantes para prevenir la enfermedad sino que la están mitigando, es decir, atendiendo a los enfermos. Como las personas debieron seguir trabajando, moviéndose de un lado para otro, viajando en transportes públicos… hoy en esos países los contagios crecen y crecen.

 

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La confianza en la Ciencia
Más allá de las diferentes políticas que deciden, los gobiernos de todo el mundo y la enorme mayoría de la población de todos los países tiene la misma esperanza:
-    ¡que los investigadores encuentren rápido una vacuna que nos pueda inmunizar contra este virus! y 
-    que esa vacuna ¡sea accesible para toda la humanidad!

Anabel Calvo - Geógrafa
Adriana Villa - Geógrafa

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